Turó Park
Los inicios del Turó Park se remontan a principios del siglo XX, en 1912 cuando la familia Bertrand-Girona decidió inaugurar un gran parque de atracciones en los jardines de su propiedad. El parque estuvo abierto en la finca privada desde 1912 hasta 1929.
El lago que se encuentra en medio del parque era utilizado para diferentes atracciones, entre ellas, la más recordada es sin duda la de Las Góndolas Venecianas, que durante esa época causaba furor entre la sociedad. Bailes de salón, globos aerostáticos y teatros de marionetas eran otras de las actividades que se llevaban a cabo en el parque para el disfrute de la burguesía más afortunada de la ciudad.
En 1929 el parque cerró sus puertas. La familia Bertrand-Girona hizo un pacto con el Ayuntamiento cediéndole parte del terreno a cambio de poder urbanizar el resto. Así, el Ayuntamiento puso el nombre de Josep Bertrand a una de las calles que rodean el parque. El arquitecto Nicolau Rubió, entonces director del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona, fue quien realizó la trama urbanística y se encargó de diseñar la nueva estructura, que volvió a abrir sus puertas en 1934, convirtiéndose en el hermoso parque que es ahora.
Además de tener una bonita historia, otra característica interesante del Turó Park es su valor artístico y cultural, que se manifiesta especialmente a través de las esculturas. En la zona principal se encuentra la escultura de EloïsaCerdan, “la bien plantada”, que rinde homenaje al escritor catalán Eugeni d’Ors. En la fuente, presidiendo el paseo de las magnolias, se levanta una escultura de bronce que representa una biga clásica estirada por dos caballos. También en la entrada principal encontramos otra en la que se representan un grupo de músicos angelicales tocando flautas traveseras. Según cuenta la leyenda, la escultura se hizo en honor a los jóvenes aficionados a la literatura, para que pudieran encontrar en los bancos de la zona la paz y la tranquilidad para poder llevar a cabo una lectura profunda y placentera en medio de la ciudad de Barcelona. En el Turó Park también se encuentran la escultura que Apel·lesFenosa dedicó al violonchelista Pau Casals o la que Josep Clara esculpió en homenaje al tenor catalán Francesc Viñas. Por último, el Turó ofrece un recorrido poético que invita a conocer el parque de la mano de poetas como Fernando Pessoa, Salvador Espriu y Federico García Lorca.