Palacio de Pedralbes

El palacio tiene su origen en una antigua masía llamada Can Custó o Mas Monterols, que en 1859 había adquirido Joan Güell y Ferrer en el municipio de Les Corts (anexionado a Barcelona en 1899). En 1872, Eusebi Güell, luego primer conde de Güell, heredó dicha propiedad, que por aquel entonces se conocía ya con el nombre de Torre Güell. Casi una década después, Eusebi Güell empezó un ambicioso proyecto de adquisición de propiedades alrededor la finca original, en 1882 compró Can Feliu y Can Baldiró, seguidas de Can Berra (o Can Cuyás de la Riera) el año siguiente. Juntos formaron la llamada Finca Güell, de gran extensión (30 000 m²).

Fue el conde Juan Antonio Güell el responsable de impulsar el proyecto de construir un nuevo palacio real en Barcelona. Siguiendo el modelo del Palacio de Miramar en San Sebastián y del Palacio de La Magdalena en Santander, el palacio sería un edificio nuevo sufragado a través de la iniciativa privada que luego se cedería a la Corona. Inicialmente, la construcción de la residencia tenía que recibir generosas subvenciones municipales y estatales, no obstante, el proyecto de ley no prosperó en el Congreso.

Güell decidió ceder, entonces, su finca en lo alto de la Diagonal, para que fuera transformada en palacio real gracias a una suscripción popular que él mismo encabezó. Se delimitó un terreno de unos 10.000 metros cuadrados, de los cuales 4.000 se destinarían al palacio. El arquitecto Eusebia Bona fue el encargado de edificar el palacio, iniciado en 1920, que esencialmente consistiría en la vieja casa de los Güell más dos alas añadidas a cada lado. La crisis social y económica que vivía Barcelona a inicios de los años veinte trajo consigo el decaimiento de la iniciativa, afectando a las obras y a la suscripción. Aun así, el soberano visitó el futuro palacio por primera vez a inicios de 1922. Ese mismo año, la baronesa de Maldá inició una suscripción entre las mujeres catalanas para amueblar los aposentos reales.

El 8 de junio de 1926, el barón de Viver, alcalde de Barcelona, cedió el palacio de Pedralbes y sus terrenos a la Real Casa y Patrimonio de la Corona, con el fin que de él hiciera uso el rey de España y su familia.​

Los jardines fueron diseñados por Nicolás María Rubió, a partir de un proyecto que integraba, en un trazado geométrico decorativo, gran parte de los árboles ya existentes, con un estanque y diversos elementos decorativos, como la fuente de Gaudí, bancos de bambú y tres fuentes luminosas obra de Carles Buïgas.


El Palacio de Pedralbes (ver pdf)

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