Cuándo una propiedad tiene valor histórico-cultural
Criterios de la VPHB (Asociación de Propiedades Históricas Privadas, Países Bajos)
Los edificios construidos no solo consisten en la casa en sí misma.
El interior, el entorno, la función que tienen y las historias que han vivido son también de gran valor histórico-cultural. Esto se aplica a todos tipo de edificios: iglesias, molinos, castillos y, por supuesto, fincas de campo.
Los siguientes valores están relacionados entre sí: si la función del edificio cambia, el interior se ve afectado. Por tanto, es importante respetar estos cinco aspectos y mantenerlos en su coherencia lo mejor posible:
- Edificio: El núcleo del monumento está formado por el edificio. En el caso de las fincas rústicas, estas suelen tener una calidad arquitectónica especial.
- Interior: El interior de un edificio contribuye significativamente a su valor histórico-cultural. Si la situación original se ha conservado bien en las propiedades, esto resulta en beneficio del valor del conjunto.
- Entorno: Un entorno (inmediato) que esté en armonía con el monumento es fundamental para la apariencia. Una casa de campo con un entorno armonioso o auténtico, como un jardín o un parque, también es de mayor valor
- Uso: Si un monumento aún tiene su función auténtica, esto contribuye a su valor histórico-cultural.
- Conciencia histórica: La conciencia de la historia del monumento (y sus alrededores) contribuye al valor del patrimonio. La gente puede formarse una imagen del pasado del lugar o conocer las historias que lo rodean. Esto proporciona un mayor conocimiento del pasado y contribuye a la formación de la identidad del área y la sociedad (local).
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